Creada con pigmentos naturales recogidos en la Sierra Norte de Sevilla -pizarra, arenas pizarrosas, barro y polvo de cobre oxidado- y matices de pintura blanca, esta obra abstrae la esencia de la tierra y sus múltiples formas.
La textura del lienzo dialoga con los pigmentos naturales, creando una composición que evoca el horizonte y el silencio, dos elementos fundamentales en la mirada del artista. Las franjas horizontales, rugosas y uniformes, parecen contener el tiempo, mientras que la parte central emerge con mayor fuerza: piedras planas, relieves y formas irregulares que contrastan con la serenidad del resto. Es un homenaje a las texturas naturales, a esa necesidad humana de tocar, de sentir, de conectar con lo orgánico y lo tangible.
Tamaño: 42cm alto x 29,7cm ancho x 2cm fondo. Marco: 46,5cm alto x 34,5cm ancho x 4,5cm fondo.
Color: Multicolor en tonos blancos, grises, marrones y negros.
Marco incluido
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